Los complacientes dirigentes del PJ han acompañado a Cambiemos en distintas iniciativas, tanto en el voto a favor del pago a los fondos buitre, el saqueo a los jubilados cambiando la fórmula de actualización, y probablemente aporten sus necesarios votos para el presupuesto y alguna iniciativa legislativa que pueda mantener a CFK afuera de las listas de aspirantes a gobernar el país en 2019.
Desde el Imperio llegan instrucciones claras, Argentina no debe volver al populismo, es una aliada estratégica de Estados Unidos, en materia militar en el cono sur, su posicionamiento político y su lucha encarnizada contra el “régimen” de Venezuela. Junto a Brasil, son los garantes del continuismo de entrega y sumisión sudamericana a los norteamericanos y al FMI, aseguran salarios bajos, y mano de obra barata y calificada y además poseen recursos naturales como el agua, un bien extinguible que en el futuro será motivo de diputas.
El enamoramiento de Mauricio con Chistine, la titular del FMI, su cara melosa y agradecida por aportarle los fondos necesarios para poder continuar con la bicicleta financiera en la que metió al país, son el reflejo de que la vuelta al Fondo Monetario Internacional era la única salida que le quedaba al modelo, sin crédito externo de otras vertientes, por temor fundado a un posible default, ya no había dólares para seguir, y esto garantiza la salida de capitales ordenadamente y a pedir de los capitales golondrina que llegaron a enriquecerse a costa del hambre del pueblo trabajador.
A pesar de la reiterada promesa de combatir la inflación, el Gobierno sigue siendo su principal causante. El “principal impuesto que tienen los más pobres”, según su propia definición está lejos de desaparecer. Octubre arranca con un incremento de los combustibles del orden del 6%, el 35% en la tarifa de gas, aumento del transporte, en todas sus modalidades y le seguirán los precios, que no alcanzan techo y gozan de libertad absoluta.
Ni siquiera funcionan en Argentina los principales postulados del liberalismo económico, que aseguran que a menor demanda menor precio. Todos los índices económicos son negativos, no hay actividad que haya crecido en los últimos meses, salvo la especulación económica sin embargo, los precios no paran de crecer.
Estamos en recesión, nadie puede negarlo, de hecho no lo hace ni el propio presidente, que les aseguró a dos pizzeros emprendedores, que abrieron un local que lo hacían “en un momento difícil”. Luego se supo que los protagonistas del spot televisivo eran en además empleados públicos, a los que ya no les alcanza con dos salarios para subsistir.
Las sondeos no dan respiro, los realiza el propio Gobierno, con sus punteros ya sin pechera identificatoria, por temor al repudio y los encuestadores que no cesan de medir la caída de Cambiemos en la opinión de la mayoría y por eso, desde el círculo rojo ya salieron a imponer a nuevos candidatos. Y el cuarteto del “peronismo responsable” les es funcional.
Divide, segmenta al más del 60% y casi 70% que no votaría nuevamente a Cambiemos. La mitad de ellos, lo harían por la ex presidenta, y la otra mitad nunca la votaría, pese a que la está pasando mal, pese a que no llega a fin de mes, pese a que no puede pagar las facturas de servicios, pese a que tuvo que restringir sustancialmente sus gastos, pese a que probablemente ya no pueda irse de vacaciones, no les importa nada, para ellos el kirchnerismo no vuelve nunca más y en este panorama probablemente así suceda.
"Divide y reinarás", dice un viejo adagio atribuido al emperador romano Julio César, y a pesar de los siglos transcurridos parece todavía estar a la orden del día, al menos en Argentina. Así lo entiende el macrismo, tiende por lo bajo alianzas con el peronismo no K para que sea su sucesor, lo utilizará para aprobar el presupuesto del ajuste, para entorpecer el crecimiento de CFK, e impedirle postularse y hasta quizás encarcelarla.
Después el mercado se encargará de domesticar a los nuevos inquilinos de la Casa Rosada, en el caso de vencer. El libreto con la que deberán moverse durante un próximo mandato ya fue escrito, el endeudamiento externo y los compromisos asumidos no dejan mucho margen de maniobra, ya no hay lugar para acciones heroicas ni segmentaciones patrióticas.
El dólar por las nubes, índices de desocupación de dos dígitos, recesión económica, y casi quiebre del mercado interno serán los parámetros del 2019 y los años sucesivos. Como es natural, en la economía y en Argentina, que encabeza el compendio de salidas de las crisis, siempre que se cae, en algún momento se detiene la caída y se empieza nuevamente a crecer. Arranca, sale, y casi mágicamente algunos índices comienzan a ser favorables, simplemente porque peor no se puede estar.
El propio Gobierno apostó a que algo de ello suceda en marzo, quizás en abril, y eso les permitiría comenzar a decir en plena campaña que “la tormenta pasó”, que fue “la última crisis, la definitiva”, sin dudas un buen argumento para reclamar que vuelvan a creer las incumplidas promesas de cambio.
Paralelamente CFK pisará tribunales probablemente, los medios aliados, casi todos, volverán a cargar las tapas de sus diarios y portales con causas de corrupción, Comodoro Py será la base de operaciones y Cambiemos emergerá de entre las cenizas, pero habrá que ver si el severo daño económico perpetrado a la población permite alguna esperanza de triunfo.
De no ser así y todo salir mal, algunos de esos cuatro Jinetes del Apocalipsis que acompañan sonrientes la presente reflexión será la opción a un gobierno que no cumplió ninguna de las promesas que lo llevaron a ganar en 2015, ninguna.
Cambiemos puede ser efímero, pero sin dudas marcó el destino del país durante varias décadas, para ellos mismos, si continúan al frente, o para el "peronismo responsable", como el propio Macri definió a sus incondicionales aliados.
Fernando Viglierchio
(Especial para RosariNoticias)