Confirmó la hipótesis de que los consumidores más pobres -como jubilados, jóvenes trabajadores y contratados del Estado- pagan más caros los productos que compran mediante estos sistemas de crédito.
En este sentido, indicó que “a partir de la situación económica actual que activa un proceso inflacionario, se agudiza la pérdida de poder adquisitivo de los sectores de menores ingresos, generando un impacto negativo sobre su capacidad para afrontar el pago de los créditos adquiridos”.