El primer tiempo fue claramente favorable al equipo visitante, que con cuatro llegadas claras, <dos de ella mano a mano>, convirtió a Aguerre en su mejor jugador. Sin embargo, el fútbol no es matemática, y el local, que no había tenido situaciones encontró recién la primera sobre los 43 minutos, mediante Sills que en dos ocasiones de la misma jugada casi marca la apertura del marcador.
Pero llegó apenas dos minutos después, gracias a un inocente penal que Pereyra Díaz le comete a Bittolo y Víctor Figueroa cambió por gol. La falta de jerarquía individual del plantel del sur bonaerense, que acumula trece partidos sin ganar y una gran actuación de su arquero le permitieron a La Lepra llevarse a los vestuarios una ventaja parcial que no mereció.
Con el resultado a su favor en sus manos, los de De Felippe se tranquilizaron, manejaron mejor el balón y desde el primer gol en adelante el Rojinegro fue más. El DT sacó a un inexpresivo Leal, y le dio descanso a Formica, que está lejos de su mejor forma física y no pesó. Ingresaron Rivero y Fértoli, y le cambiaron la cara al equipo.
Incluso el Rayo marcó el segundo tras una gran jugada colectiva de contra, que manejaron cuando ya estaban en superioridad numérica, tras la expulsión de Herrera. El resultado pudo haber sido otro es cierto, pero pero la victoria se saborea especialmente, ya que no solo se volvió al triunfo, sinó que además se dejó atrás en el promedio al rival de hoy.