La ley, después de haber sido adoptada por los diputados la semana pasada, fue validada el miércoles por el Consejo de la Federación, la cámara alta del parlamento ruso.
El último paso que entre en vigor es la firma del presidente. Esta reforma desató un gran descontento en Rusia, mermando la popularidad de Vladimir Putin y provocando inesperados reveses electorales para el partido en el poder durante las elecciones regionales en septiembre.
Miles de personas salieron a las calles, convocadas por el Partido Comunista y el principal opositor al Kremlin, Alexéi Navalni, para protestar contra esta reforma. “Entendemos que esta temática es altamente sensible y que afecta a muchas personas.
Pero el presidente expresó muy claramente y abiertamente su posición ante la nación”, añadió el miércoles Peskov. Putin, enfrentado a una inhabitual revuelta, propuso durante en un inusual discurso televisado a la nación en agosto flexibilizar la reforma. Los diputados no tardaron en modificar el proyecto. El texto final sube la edad de jubilación a los 65 años en el caso de los hombres y a los 60 años para las mujeres, frente a los 60 y 55 respectivamente en la actualidad.