Lo hizo al declarar en el segundo juicio por corrupción que se le sigue, que fue la primera salida al exterior desde que fue detenido el 7 de abril pasado como parte de su condena de doce años y un mes de prisión.
En este juicio, ante la jueza subrogante Gabriela Hardt, reemplazante de Sérgio Moro, que asumirá como ministro de Justicia de Jair Bolsonaro, Lula responde a la acusación de corrupción por reformas financiadas por las empresas Odebrecht y OAS en una casa quinta de un amigo en Atibaia, estado de Sao Paulo.
“Primero me condenaron en forma rápida para sacarme del proceso electoral”, dijo Lula, quien aseguró ser víctima de una persecución política basada en corrupción en la empresa Petrobras, donde, dijo, “es imposible que un presidente pueda decidir licitaciones o contratos”.