Ese informe destaca además que la capacidad instalada ociosa fue del 65,23% el año pasado. Desde la Federación subrayan que el sector atraviesa en los últimos tiempos la disminución de la rentabilidad y la competitividad.
A eso se suma la imposibilidad de pasar los costos fijos y reales a las tarifas. Esta situación se pone de manifiesto con datos concretos: comparando enero de 2018 con igual mes de 2019, el índice de inflación fue 49,3%, y el sector hotelería y gastronomía subió sus precios en un 40,10%, según datos del Indec, es decir, que perdió contra la inflación nueve puntos porcentuales, que impactan nuevamente en la rentabilidad.
A su vez, representantes de la actividad sostienen que enfrentan “la competencia desleal de las 487.847 plazas de alojamientos informales que lleva relevada la entidad en el país, frente a las 432.562 hoteleras registradas”.
En este sentido, solicitaron “la sanción de la legislación adecuada para que todos los prestadores de alojamientos turísticos tengan idénticas obligaciones y derechos”.