Superávit conseguido a costa de un brutal ajuste en el gasto público que paralizó la actividad económica. Si se suma el resultado de enero, en el bimestre los intereses insumieron 88.328 millones de pesos, un 136,6 por ciento más que en el mismo período de 2018. Cuando esos compromisos sumaron 37.328 millones de pesos.
En contraposición, el gasto en inversión durante el primer bimestre del año de agua potable y alcantarillado se retrajo 5,2 por ciento en términos nominales y en Educación se desplomó en 17,1 por ciento.
Desde el Gobierno celebraron el impacto primario del ajuste pactado con el Fondo Monetario. Esto implicó reducir en términos reales los gastos. Crecieron nominalmente en febrero un 29 por ciento contra una inflación interanual de 51,3 por ciento, en tanto los ingresos aumentaron 48 por ciento.
El resultado primario fue superavitario en 6726 millones de pesos y en el bimestre alcanzó a 23.384 millones de pesos. El resultado financiero fue deficitario en 4906 millones de pesos en febrero y en 64.944 millones en el acumulado del primer bimestre.
El programa económico al que se sometió el Gobierno para conseguir fondos frescos de FMI contempla un ajuste extraordinario. Sobre las cuentas públicas, con caída real (descontada la inflación) en todos los gastos para lograr un equilibrio primario (sin contar intereses).
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