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Macri cada vez más solo, Larreta y Vidal toman prudencial distancia del entorno presidencial


Tras la movilización del domingo, los ánimos en Juntos por el Cambio parecían  haberse sosegado, pero sin embargo, puertas para adentro todo está mal, muy mal. El jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta y la gobernadora bonaerense, María Eugenia Vidal, harán campaña alejados del presidente, Mauricio Maci, ya no sólo escondiéndolo en las boletas, con dobleces estratégicos, sino también sin su presencia en los actos de cara a octubre.

Los casi veinte puntos que separan a Fernández de Macri en las encuestas posteriores a las PASO, inclinaron a sus aliados históricos a despegarse del acompañamiento presidencial. Larreta deberá intentar no llegar a una segunda vuelta y asegurar su victoria en primera vuelta, ya que un eventual balotaje y tras una supuesta derrota macrista en las generales se le podría complicar. Vidal tiene pocas chances de revertir la elección en Buenos Aires, la ventaja de Kicillof parece decisiva, sin dinero ni cintura para tomar medidas, su suerte parece echada.

La interna en el PRO se desató desde el mismo 11 de agosto, Vidal reprochó vehementemente no haber sido autorizada a desdoblar la elección. A su criterio, sin la presencia de Macri en la boleta, con el descalabro económico a cuestas, hubiera tenido mejor suerte. Como represalia, el chorro extra con el que siempre contó Buenos Aires y las obras públicas en mayor medida que en el resto del país dejaron de acompañarla inmediatamente, para ser afectados a las dádivas de campaña que el Gobierno otorgó tardíamente. 

La que tomó nueva impronta en la campaña fue Elisa Carrió, la aliada y cofundadora de Cambiemos que ahora es mano derecha del presidente, casi su alter ego, da charlas de stand up para animar a la tropa, no deja rival por menospreciar, lapidar y desprestigiar. Eso puede ser un boomerang y además generó cortocircuitos internos, por ejemplo con Durán Barba, quien la acusó de deshonesta. "Los republicanos aceptan las derrotas, trabajan para revertirlas", dijo el gurú ecuatoriano sin nombrarla, en clara alusión a la líder de la Coalición Cívica. Pero también el jefe de la bancada oficialista de diputados fue contra el consejero PRO y lo comparó con el Manosanta, del inolvidable Alberto Olmedo.

Carrió trató de imponer con poco éxito que la elección había sido robada. Pero fue desmentida por fuego amigo. Adrián Pérez, el funcionario gubernamental a cargo de la elección señaló que había sido lícita, y que los errores eran los propios de toda elección, salvables en el escrutinio definitivo. En el mismo sentido opinó el periodista M Jorge Lanata, que denostó rápido la operación. Es poco probable que un partido opositor pueda manipular una elección, y los cuatro millones de votos de diferencia dejan poco lugar a dudas.

"A fiscalizar, a fiscalizar", gritaban enfervorizados los adherentes macristas en la marcha del domingo, creyendo todavía que todo se trataba de una patraña, que los resultados no eran reales, todavía incrédulos del "palazo" recibido, según propias definiciones del propio Macri, su jefe político. El presidente estaba eufórico, salió al balcón de La Rosada, grabó videos para sus redes sociales, y hasta cuando se retiró se subió peligrosamente al estribo de la camioneta que lo trasladaba para saludar.

Aunque después lo desmintió, el Fondo Monetario Internacional deslizó ayer que el presidente ya no tiene poder y que sería mejor negociar próximos desembolsos con Alberto Fernández, a quien ya consideran el futuro mandatario. El candidato del Frente de Todos corresponsabilizó al organismo internacional de la crisis económica que vive el país y le objetó haber facilitado el dinero para garantizar la fuga de capitales. El FMI está en una encrucijada, darle plata a un gobierno que se va y arreglar su pago con otro que ingresa, que se encuentra reacio a su cumplimiento irrestricto y habla de renegociación no parece buena idea. Lo saben y por eso dudan de seguir prestando fondos a un enfermo terminal.

Macri logró sostener a Marcos Peña en el Gabinete, muy a pesar de sus detractores, que lo acusaban de ser uno de los principales responsables de la derrota. Lo acompañará hasta la puerta de la Casa Rosada. Carrió también salió a bancarlo en su momento más difícil. No alcanzaron sus troll para evitar la derrota. Ni su estrategia de polarizar contra el kirchnerismo. Peña es quizás uno de los últimos leales al presidente, porque como se sabe, cuando el barco se hunde... 

Fernando Paulo Viglierchio

(Especial para RosariNoticias)


     








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