En 2008, el gobierno de Morales expulsó al entonces embajador estadounidense Philip Golberg y lo acusó de injerencia en asuntos internos. Washington, actuando de manera recíproca, echó al entonces embajador boliviano, Gustavo Guzmán, y desde entonces las relaciones diplomáticas se mantuvieron a un nivel más bajo.
Legalmente, los embajadores deben ser ratificados por el Senado; sin embargo, desde el gobierno de facto designó unilateralmente al nuevo representante diplomático. El Movimiento al Socialismo (MAS) de Morales controla una mayoría de dos tercios en el Senado, al igual que la cámara baja de la Asamblea Legislativa.