Argentina pasó a exportar unas ciento setenta mil toneladas de carne a casi unas ochocientos mil toneladas, siendo uno de los principales compradores China, un cliente que no tiene techo y puede colapsar el mercado interno en cualquier momento.
Los consumidores nacionales se ven privados de poder alimentarse con la carne que se produce en el país dado sus elevados costos, la pronunciada pérdida del poder adquisitivo del salario.