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“He sentido, pero no sabría juzgarlo, que quizás las Naciones Unidas deberían hacer un paso adelante renunciando al derecho a veto de algunos países”, planteó el pontífice en la conferencia de prensa durante el vuelo que lo llevó de regreso a Roma tras una semana en Tailandia y Japón.
“No soy un técnico pero sería bello que todos tuvieran el mismo derecho”, agregó, en el contexto de que Estados Unidos, Francia, el Reino Unido, China y Rusia mantienen la posibilidad de bloquear votaciones que no comparten en la ONU.
“Pensemos, sin ofender, en el Consejo de Seguridad de la ONU; cuando hay un problema todos están de acuerdo en actuar para resolverlo y evitar un incidente bélico, todos votan que sí pero si uno que tiene derecho a veto dice que no, se frena todo”, criticó.
"Todo lo que se hace para frenar la producción de armas y frenar las guerras e ir a negociar, también con ayuda de facilitadores y negociadores, se debe hacer siempre”, planteó, al ser consultado sobre una posible encíclica sobre la “no violencia”, que, dijo, será “del próximo papa”.
En ese contexto, tras la dura condena que hizo a las armas nucleares en Hiroshima y Nagasaki, adelantó su intención de agregar al catecismo que el uso y atesoramiento de armas atómicas es “inmoral”.
“Pienso en la locura de algún gobernante; la locura de uno puede destruir a la humanidad”, lamentó, sin dar nombres. Además, Jorge Bergoglio se refirió a la ola de protestas que sacudió a América latina en las últimas semanas, aunque evitó hablar de “golpe de estado” en Bolivia.
“Alguno me dijo que la situación en América Latina hoy se parece a la de 1974-1980; Chile, Argentina, Uruguay, Brasil, creo que también Bolivia, tenían la operación Cóndor, en aquel momento se llamaba así y la situación estaba en llamas”, describió.
“En este momento no soy capaz de hacer el análisis total; es verdad que hay declaraciones que precisamente no son de paz. lo que sucede en Chile me asusta, porque Chile sale de un problema de abusos que nos ha hecho sufrir tanto”, opinó, en referencia a la crisis del episcopado local que en 2018 llevó a la renuncia en pleno de los obispos.
"Y ahora vuelve un problema similar que no entendemos bien, pero está en llamas", lamentó, en relación con el estallido social que lleva más de un mes. ”Se debe buscar el diálogo y el análisis, todavía yo no encontré bien la situación en América latina; y también gobiernos débiles, muy débiles, que no fueron capaces de poner orden y paz, y por eso se da esta situación”, planteó.
