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Últimas imágenes del naufragio


El macrismo se apresta a abandonar el poder en poco tiempo, dejando un país súper endeudado, con un tejido social resquebrajado, con la pobreza cercana al 40%, el poder adquisitivo del salario un 20% por debajo, los sueldos en dólares a la mitad de cuando asumieron, con tarifas multiplicadas por miles, pero se va pleno, "con las manos limpias y la frente alta", según dijo su propio líder.

Tendrá pronto su fiestita de despedida, el 7 de diciembre está previsto el acto <que seguramente será multitudinario> para dejar en claro que lo suyo es sólo un repliegue circunstancial, un hasta luego y no un adiós. Su propia socia política, la diputada eterna, Elisa Carrió también se va a un retiro transitorio, casi un exilio autoinflingido que le durará apenas dos años, hasta las legislativas de 2021, donde sueña con un regreso triunfal en defensa de la República, como le gusta decir.

El complejo panorama político y económico en el que Alberto Fernández asumirá la presidencia de la Nación el próximo 10 de diciembre no hace pensar que los argentinos estemos bien para entonces y si hace correctamente las cosas, apenas podrían aparecer los primeros síntomas de alivio. El sólo cambio de dirección del barco, nunca fue remedio eficaz ni absoluto, hay que acompañarlo con un montón de otros factores, y el viento a favor es uno de ellos.

Macri pensó en 2015 que la inflación desaparecería por el solo hecho de estar él a cargo, pero se equivocó feo y la duplicó. En 2020 está previsto que los índices inflacionarios sean similares a los de este año, cercanos al 50%, y con esos números, nadie puede ser feliz, por más que salarios y jubilaciones acompañen. Por las dudas, las alimenticias (siempre tan propensas a poner el hombro) ya remarcaron los precios desmesuradamente y será difícil recomponer el daño salarial ocasionado.

El campo ya avisó que no está dispuesto a ceder ni una coma de lo que tenía acordado con Macri, y espera que Fernández cumpla a rajatabla con la eliminación de retenciones, a riesgo de volver al viejo enfrentamiento de la 125. Por las dudas ya se reagrupan, armaron grupos de Whatsapp, siguieron a Macri por todo el país en las marchas del #SiSePuede y fueron los principales artífices de la levantada final. Calientan tractores y 4 x 4 al costado de la ruta, y hasta de la mano del secretario de Agroindustria armaron una agrupación, "Campo+Ciudad" que promete ser el ariete de su política de resistencia.

El gobierno vació de recursos el Fondo de Garantía de Sustentabilidad (FGS), cuando Cristina Fernández dejó la presidencia había algo así como 60 mil millones de dólares y hoy no habrá más de 20 mil en caja. Encontrarán en cambio un montón de papelitos de colores sin valor, letras del Tesoro, y otros títulos públicos que permitieron al Gobierno saliente no tener que pedir más plata <que por otra parte ya no le prestarían> y autofinanciarse con el dinero de los jubilados. La idea final del macrismo era, acusando al sistema de ser insolvente e inviable, elevar la edad jubilatoria, volver a las AFJP, pero Alberto lo impidió y el plan quedó inconcluso.

Por más que Fernández intentará hacer hincapié en ese sector, no tendrá mucho margen de maniobra y hasta le costará cumplir con su promesa de otorgar remedios gratis. A pesar de ser muchos de ellos beneficiarios de las jubilaciones "sin  aportes", son un grupo etáreo que claramente no votó al peronismo en esta elección. Alberto intentará volver a la fórmula original, anterior a la Reforma Previsional que el macrismo sacó con forceps de un Congreso dividido y una calle ardiente.

El campo y los jubilados fueron decisivos a la hora de juntar el 40% de los votos con los que se va el oficialismo del poder. Aunque cueste creerlo, a pesar del daño social ocasionado, del que apenas brindamos algunas cifras más arriba, y no recordamos las industrias cerradas, la estrepitosa caída del consumo, la pérdida de fuentes laborales, un  dólar de 9 a 63 $, etcétera.

Con sólo decir que los argentinos durante el macrismo dejamos de consumir remedios, leche y carnes como no lo hicimos en décadas, incluyendo el 2001, nos alcanza para describir fielmente el momento ocurrido, que el 37% de los inquilinos debieron mudarse a propiedades de menor valor o que los índices de endeudamiento bancario son históricos, que se cerraron más de un millón de tarjetas de crédito solo el último año, apenas fotos de una debacle predecible. La teoría del derrame nunca funcionó, nunca que los ricos fueron más ricos a los humildes les fue mejor, siempre resignaron derechos, y fueron avasallados por el poder de turno.   

Nada de lo mencionado importó, Macri se aferró a su núcleo duro y remontó una elección que se pronosticaba sería paliza. Los sondeos de opinión volvieron a equivocarse feo, todos otorgaban a la fórmula del Frente de Todos una ventaja cercana a los veinte puntos, pero nada de eso sucedió y hasta habría que pensar  a esta altura si las consultoras tienen sentido. La primera vuelta electoral actuó como un balotaje y la gente que no quería el retorno del peronismo ni menos de la Yegua se expresó en las urnas, y disimuló una victoria amplia, que lo dejó vivo.

Algunos grupos mediáticos como América parecen acomodarse de a poco a los nuevos tiempos, pero también queda el nucleo duro, encabezado por Clarín, La Nación, Perfil, Infobae, sumados a TN, Canal 13 y todo el grupo de radios que la componen, como Mitre, Radio 10 y otras. La Justicia dio un vuelco también, siempre tan propensa a estar cerca del poder que los mantenga a salvo.

También el voto celeste fue otro de los flancos elegidos para sumar. Ante la abierta postura pro aborto adoptada por Fernández, al macrismo no le quedó otro espacio que pegarse a la postura contraria, y si bien la mayoría siempre fue pañuelo celeste, Macri y Vidal se mostraron propensos a "las dos vidas" en el final de sus campañas. Ahí había otro nicho de mercado y ellos lo aprovecharon.

Nadie niega a esta altura del poder evangélico, en Brasil pusieron un presidente, tienen 180 diputados. En Bolivia dieron un golpe a un mandatario que acababa de sacar el 47% de los votos con la biblia en la mano, en Santa Fe metieron seis diputados provinciales y en Rosario, los pastores se acercaron al aeropuerto  de Fisherton a bendecir a Mauricio. 

El frente externo tampoco ayuda a Fernández, el certero golpe de estado perpetrado en Bolivia, la lejanía ideológica con Bolsonaro, presidente del socio estratégico con el que costará negociar y la más que probable derrota del Frente Amplio en Uruguay lo dejaron aislado. La relación con Estados Unidos es necesaria para la renegociación con el FMI, pero la cercanía con Evo Morales puso el acercamiento en stand by. En Perú está disuelto el Parlamento y no parece ser el tipo de amigo que se busca y en Chile, la inestabilidad política está a la orden del día y la convulsión parece dejar poco margen para los acuerdos.

Macri fracasó en algún aspecto, no cumplió la gran mayoría de los postulados que lo llevaron a ser presidente, pero hizo los deberes a la perfección para algunos sectores, internos y externos que los dejan bien parado para retornar al poder. Todo dependerá de sus adversarios, el propio Perón dijo alguna vez que su mejor campaña era el gobierno de sus contrincantes, y sí Fernández no logra revertir los magros índices con los que asumirá, su primavera será efímera. La unidad perdurable del frente electoral que lo llevó a la presidencia será fundamental y poder construir lazos con sectores que no lo acompañaron una tarea impostergable.

Fernando Viglierchio

(Especial para RosariNoticias)
    

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