Además de AstraZeneca y Pfizer, el país está avanzando para cerrar un acuerdo con la empresa estatal china SinoPharm que, según contó el ministro, "es la más grande de China en salud".
La farmacéutica del país al mando de Xi Jinping, desarrolla un tratamiento preventivo para combatir el COVID-19. Aunque en julio pasado fue cuestionada por probar el producto en sus empleados, incluidos altos directivos, incluso de que el gobierno aprobara las pruebas en humanos.
SinoPharm apostó fuerte por una tecnología probada: una vacuna “inactiva” que se hace cultivando el virus completo en un laboratorio y después matándolo, el método utilizado para hacer las vacunas contra la polio.
En este sentido, resaltó que el Gobierno argentino firmó con "las más grandes mundiales", pero que si no resultaran sus vacunas podrían invertir en la que muestre la mayor efectividad.
"Por el momento trabajamos con esas tres, pero eso no quiere decir que el día de mañana no venga alguien que tenga una vacuna mejor y la compremos", señaló el ministro.
Más allá de que digamos que la de Oxford es una de las mejores, puede ser que no lo sea y nosotros tenemos que tener alternativas", remarcó el ministro, y aseguró que “el Estado Argentino va a comprar lo que sea necesario” porque esa “es una decisión del Presidente”.
Tanto a AstraZeneca como a Pfizer, se le pidieron 11 millones de dosis como estimación para cuando sean registradas. En relación a si buscan vacunar a todos los habitantes del país, González García dio a entender que no.
"Cuando empiece la vacuna seguramente estará mucho más caída la fase de la epidemia. Probablemente ya hagamos serología para ver quién tiene inmunidad natural", adelantó.
El ministro reconoció que su miedo desde el comienzo de la pandemia siempre fue garantizar el abastecimiento de la vacuna, ya que “el hemisferio norte tiene más poder adquisitivo” y “el mundo no ha sido muy solidario”.