Ambos donantes fueron personas jóvenes, uno de ellos menor de edad. Según establece la ley vigente, en este último caso la decisión de donar fue tomada por los padres. Al respecto, Di Santo destacó “su entereza y actitud solidaria en un momento tan desgarrador.
Ante una pérdida súbita e inesperada y llenos de dolor, supieron comprender que no existen circunstancias más o menos oportunas para donar, que la donación sólo es viable durante unas pocas horas, que coinciden con las de mayor impacto emocional en la familia, y que esta muerte podía terminar salvando varias vidas, aún cuando eso no les aliviara su duelo”.