Que el aislamiento social, preventivo y obligatorio se prolongó más de lo deseable, que mucha gente ya está cansada, ya a nadie le caben dudas, aún a aquellos que se siguen cuidando y cumpliendo a rajatablas lo que aconsejan las autoridades. Muchos comercios ya no pueden más, y es numerosa la gente que se ve obligada a salir obligatoriamente para poder trabajar. Que la actividad física es beneficiosa para la salud no es ninguna novedad, pero desafiar lo que las autoridades sanitarias disponen para salir a correr o caminar, como si nada fuera, parece un desafío peligroso.
Si alguien se da una vuelta por la costa central, podrá darse cuenta que es numerosa la gente que circula, camina, corre y pasea mascotas, nadie podrá pensar que vive a mensos de 500 metros distancia, muchos lo hace con barbijo, algunos no.El lunes abrirán los gimnasios, desafiando la prohibición de Perotti. Los dueños, agrupados en una cámara dijeron que lo harían de todas formas, aunque no se autorizara, y ya enviaron notificaciones a sus socios. Habrá que ver cuales serán las consecuencias. A juzgar por la poca importancia que se le da las infracciones permanentes en la zona costera, si se toma idéntica actitud, es probable que no pase nada. Sería muy peligroso, otros rubros podrían tomar idéntico camino y cada uno hacer lo que mejor le parezca. Las consecuencias son aún imprevisibles.