Contrario al discurso público que ha sostenido durante todos estos meses, el mandatario estadounidense reconoció abiertamente ante el reportero, y en diálogos que permitió grabar, la fácil propagación y letalidad del virus.
Según la investigación periodística, el pasado 28 de enero cuando el virus en China aún no era declarado como una pandemia, el asesor de Seguridad Nacional de Estados Unidos, Robert O’Brien le dijo a Trump que este sería el reto más grande para la seguridad nacional de todo su Gobierno, una pandemia solo comparable con la llamada gripe española de 1918.
«Uno solo respira y así es que se transmite. Esto es difícil y delicado. Es más mortífero que incluso la más fuerte influenza.
Esta cosa es muy mortífera», dijo Trump a Woodward, en una llamada telefónica el 7 de febrero.