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A Burgos el cargo le quedó enorme y debería dar un paso al costado

 


La apuesta de German Burgos era arriesgada, la de la dirigencia leprosa también. Traer a un inexperto para manejar un momento difícil siempre es una incógnita, puede salir bien o dar los peores resultados. El Mono llegó a La Lepra luego de ser el ayudante eterno del Cholo en España, que llevó a los Colchoneros a ser protagonistas de los últimos torneos y a punto de salir campeón, esos eran sus antecedentes, valorables por cierto, pero demasiado lejanos a la realidad del Parque de la Independencia.

El plantel que recibió es corto, plagado de chicos y varios referentes, en el ocaso de su carrera. Maxi Rodríguez a sus 40 años, Scocco peleado con la pelota y con el gol, Formica muy lejos de su mejor forma física, Fernando Belluschi un ex muy buen jugador y Pablo Pérez con los fusibles quemados y siempre al borde de perderlos estribos. 

Lo de Lema es un caso aparte, ayer perdió el partido él solo, regaló un gol, se hizo amonestar por cortar a un delantero con el brazo y fue expulsado por segunda amarilla que hubiera merecido roja directa. 

Los chicos son chicos, algunos buenas apuestas, otros de ignoto futuro, se podrían haber mechado diferente, de a uno, irlos consolidando de a poco, pero Burgos los mandó a todos juntos a defender su ciclo.

Las lesiones hicieron lo suyo, es verdad, la serie de infortunios de la enfermería leprosa no cesó nunca de recibir lesionados. Escobar, Gentiletti y Vítolo armarían otra defensa, pero no estuvieron a disposición. Muchas veces no alcanza con la arenga, con convencer a los jugadores que juegan "todas finales", hace falta fútbol. Ningún entrenador que dirija en el fútbol argentino hubiera permanecido en su cargo tras caer por 3 a 0 en el clásico, en Europa se dramatiza menos. 

El Mono logró cortar la sangría de derrotas que arrastraba el equipo de Kudelka cuando llegó, paró un elenco para correr y meter, todos atrás de la línea de la pelota y sacó varios empates consecutivos. Pero el fútbol se trata de ganar, ningún objetivo se logra solo igualando. No dudó en correr a los referentes, de darles menos minutos, no le tembló el pulso, pero lo que venía atrás no era mejor, era nuevo, pero estaba verde.

Su visión de la reserva desde el balcón mismo de su habitación del complejo en Vella Vista le daba para ver a una serie de chicos jugando bien, y arrastrando una serie de victorias que lo ilusionaron, pero había que ver el rival, también eran chicos y ninguno de esos pibes estaba en condiciones de salvarle la vida a Newell's. No había en la cantera un Batistuta, un Balbo, un Sensini o un Heinze, por mencionar algunos. Varios de ellos llegarán y permanecerán en primera, no será en su ciclo.

Si bien la matemática todavía lo deja adentro de la Copa Sudamericana, con que haya un ganador en el partido entre Goianense y Libertad, no importará cuantos goles le marque La Lepra al débil Palestino de Chile en el Coloso. Quedarse sin objetivos a la vista debería marcar el fin. Se salió último en la Copa local <no por su exclusiva culpa>, se quedó eliminado de Copa Argentina y se está con un pie y medio afuera de la Sudamericana. Esto es fútbol, se mide por resultados, y por el Parque Independencia...no llegaron.    



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