Si bien el gobierno de Pekín había decidido suspender todas las exportaciones de vacunas para privilegiar a la propia población china cuyo objetivo contemplaba a 500 millones de ciudadanos antes del 1 de julio, una gestión del presidente Alberto Fernández con su par chino XI Jinping permitió el envío de dos millones de dosis en abril para aplicar la segunda dosis de las Sinopharm aplicadas en febrero.
Sin embargo, la interrupción de las partidas de vacunas chinas no frenó otro proceso, el de escalamiento de la producción a través de nuevas plantas de Sinopharm, que es la farmacéutica más grande de China.
Los dos millones de dosis de junio de Sinopharm formarán parte de los otros envíos: tres millones y medio que vendrán desde Estados Unidos y México de la vacuna Oxford-AstraZeneca y al menos dos millones de dosis de Sputnik que vendrán desde Moscú.
Estas dosis posibilitarán un piso de siete millones y medio de vacunas que implican una base formidable para completar la inmunización de todas las personas de riesgo -mayores de 60 y personas de 18 a 59 años con comorbilidades– y avanzar en el plan de inoculación de personas de 50 a 59 años y según adelantaron fuentes nacionales, dependiendo el distrito, se podrá acceder a franjas de menores de 50.