Si bien la imagen que acompaña la presente nota es ilustrativa y tomada por un colega de El Ciudadano tiempo atrás, ilustra de la mejor forma lo que estamos oliendo los rosarinos nuevamente en la ciudad. Como si se tratara de un revival del año pasado, donde la frecuencia de los incendios hizo que la ciudad viviera un verdadero calvario, la actividad ganadera, tan propicia a las protestas que los perjudican, vuelve a incumplir normas, quema pastizales para darle de comer al ganado y prioriza sus propios intereses.
La sojización de tierras productivas corrió el ganado vacuno hacia los humedales, y para obtener alimento fresco para engorde. La salud de los rosarinos, la contaminación ambiental, la destrucción del medioambiente, la flora y la fauna, les importa literalmente nada.
El único interés que persiguen es su propio beneficio económico, se hicieron acciones propositivas, se presentaron leyes que duermen el sueño de los justos en los despachos oficiales, se realizaron movilizaciones, sesiones legislativas en la isla, ampulosas declaraciones políticas, visitas de funcionarios nacionales, se sacaron fotos <pala en mano> vestidos de bomberos, pero nada sirvió. Los productores siguen haciendo lo que les parece, burlándose de la Justicia y el poder político.
Metieron presos a un par de lugareños, que los encontraron con un bidón de nafta y una lancha precaria con un motor desvencijado. Los dueños y arrendatarios no sufrieron ninguna consecuencia de los daños causados, por ende, repiten su accionar depredatorio.
