La sesión preparatoria del último jueves en la cámara baja, donde se eligió al socialista Pablo Farías para presidir la Cámara de Diputados, tras el fallecimiento de Miguel Lifschitz, tuvo un capítulo inesperado, o no tanto.
El radical aliado al socialismo, Maximiliano Pullaro, intentó quedarse con la primer vicepresidencia, que detentaba la peronista del Movimiento Evita, Lucila de Ponti, para ubicarla a su correligionaria Jimena Senn.
El ex ministro de Seguridad de la administración anterior plantó bandera en una disputa que tiene que ver más con la interna del Frente Progresista que el clásico entre UCR y PJ.
La coalición de socialistas y radicales controla 28 de las 50 bancadas de la Cámara de Diputados, pero sin el liderazgo que ejerció Lifschitz, las fisuras del interbloque no pudieron ocultarse.
El diputado de CREO, Ariel Bermúdez, pidió cuarto intermedio tras la elección del socialista Pablo Farías como presidente y dilató la designación del resto de las autoridades para la semana próxima.