El Instituto Autártico Provincial de Obra Social (IAPOS), parece no haberse enterado que estamos en pandemia. La obra social de los empleados públicos provinciales, en medio del confinamiento dispuesto por el propio Gobierno provincial, con restricción de circulación, la mayor parte de sus empleados licenciados, y con nula atención telefónica, exige a afiliados la renovación de una ficha que los diabéticos deben llenar cada dos años para que un médico reafirme que lo siguen siendo.
La diabetes, Tipo 1 y Tipo 2, es una enfermedad crónica, no se es menos diabético o se deja de serlo. Se puede controlarla, mediante medicación o administración de insulina, actividad física y rigurosa dieta, pero no se va. En épocas normales, demostrar cada dos años que se sigue siendo diabético ya se trata de un trámite que carece de sentido, pero en pandemia, obligar a los afiliados a ir a la sede de la obra social a retirar la planilla, que tengan que visitar al profesional médico para que la llene, implica desplazamientos que en este momento no están recomendados. Además, por ley nacional, la provisión de todos los medicamentos para la diabetes debe ser gratuita.
Los diabéticos, son de los principales grupos de riesgo de las consideradas comorbilidades para el coronavirus. Si bien esta semana la provincia empezó a inocularlos, formarán anticuerpos recién en quince días. Para entonces, tendrán un 80% menos de posibilidades de contagio, pero si llegaran a enfermar, duplican o triplican las posibilidades de complicación severa, en momentos que camas de terapia intensiva, como se sabe, no sobran.
La Nación por ejemplo, suspendió los últimos seis meses la "fe de vida" de los jubilados y pensionados para evitarles que tengan que concurrir a los bancos y aglomerarse, existen otras formas, como efectuar compras con sus tarjetas de débito que resultan igual de eficaces y no riesgosas. Llama poderosamente la atención que ningún funcionario provincial se haya percatado de la inoportuna medida, que de por sí ya carece de utilidad en tiempos normales, y resulta totalmente injustificada en plena pandemia.
