El papa emérito Benedicto XVI mostró este martes su "sincera petición de perdón" así como su "profunda vergüenza" a las víctimas de abusos por parte de miembros de la Iglesia tras los informes sobre pederastía en Alemania, que coinciden con su mandato como arzobispo de Munich.
"A todas las víctimas de abusos sexuales mi profunda vergüenza, mi gran dolor y mi sincera petición de perdón", planteó el pontífice emérito, que renunció en 2013, en una carta divulgada por el Vaticano como respuesta a un informe sobre abusos en la Iglesia alemana en la época en la que Joseph Ratzinger era arzobispo de Munich.
Ratzinger, nacido en Alemania en 1927, dijo: "He tenido una gran responsabilidad en la Iglesia Católica. Tanto más grande es mi dolor por los abusos y errores que se han producido durante el tiempo de mi mandato en los respectivos lugares".
"Cada caso de abuso sexual es terrible e irreparable. A las víctimas de abusos sexuales va mi más profunda simpatía y lamento cada uno de los casos", agregó el papa emérito, que desde su renuncia vive en el monasterio Mater Ecclesia de los jardines vaticanos.
Junto a la carta de Ratzinger, el Vaticano adjuntó un análisis llevado a cabo por varios colaboradores del papa emérito, en el que se admite que sí estuvo presente en la famosa reunión de 15 de enero de 1980 en la que se habló del sacerdote X, acusado de múltiples casos de abusos, pero se añade que "no es cierto" que el hoy Benedicto XVI conociera los abusos.
"Los documentos muestran que en la reunión en cuestión no se trató el hecho de que el sacerdote hubiera cometido abusos sexuales.
Se trataba exclusivamente del alojamiento del joven Sacerdote X en Múnich, porque tenía que hacer terapia allí. Esta petición fue atendida. El motivo de la terapia no se mencionó durante la reunión", adujeron los defensores de Ratzinger.
Respecto al mal comportamiento del Papa emérito en otros tres casos, los colaboradores de Ratzinger afirmaron que "en ninguno de los casos analizados por el informe pericial, Joseph Ratzinger tuvo conocimiento de los abusos sexuales cometidos o de las sospechas de abusos sexuales cometidos por sacerdotes".
"El informe no aporta ninguna prueba de lo contrario", agregaron sobre el rol del papa emérito mientras fue arzobispo de Munich entre 1977 y 1982.