Nadie pondrá en duda la calidad del mediocampista rojinegro, como tampoco la fragilidad de su cabeza. En la mayoría, si no en la totalidad de los deportes, a la habilidad física se le debe adosar una dosis de cabeza. Nadie que sea solo habilidoso o tenga destreza para ejercer cierta disciplina podrá ser un deportista de elite si no piensa a la hora de ejecutar. Y el problema es que Pablo Pérez no piensa.
A sus 36 años, tiene actitudes de un juvenil, se saca con mucha mayor frecuencia de la permitida, deja frecuentemente a su equipo con un hombre menos, aún en circunstancias desesperantes como la de ayer, en la que lo necesitaba más que nunca, en desventaja, pero aún con más de 30 minutos por jugar.
No solo le pegó una patada descalificadora a Brian Alemán, que no hizo más que mostrarle la pelota, sino que además, cuando ya lo habían expulsado por su falta, le pegó un puñetazo en el rostro a un rival, intentando una reacción que el hombre de Gimnasia no tuvo, quizás mostrándole como debe reaccionar un futbolista profesional.
Lo de Pérez no es nuevo, siempre fue un jugador temperamental, se fue de Boca precisamente por no controlar sus reacciones. Sanguinetti lo fue llevando, casi siempre lo sacó luego de recibir su ya clásica primera amarilla del partido, sabiendo que en cualquier momento podía esperarse que PP8 tenga otra intervención que pudiera sacarlo del partido. No siempre reaccionó bien, a pesar que el entrenador lo hace para cuidarlo.
La expulsión de ayer parece haber colmado el límite. Newell's estaba en el peor momento del partido, tras ponerse en ventaja con un gol suyo había sufrido dos duros golpes en pocos minutos y la clasificación se le escapaba de las manos. Si alguna esperanza tenía de poder revertir el resultado <en algún momento hasta le hubiera alcanzado con un empate>, era serenándose y buscando el descuento, pero Pérez los dejó con 10. No le importaron sus compañeros ni la camiseta que tanto dice amar. Prefirió sacarse la calentura tirando ala basura todo el esfuerzo individual y colectivo de haber llegado hasta allí.
A su edad, debería reflexionar si aún queda algo que pueda darle a Newell's. Si aún tiene hilo en el carretel, debería a la brevedad posible cambiar sustancialmente de actitud. Su postura en cancha dista de ser un ejemplo para los juveniles del club, ante la primer adversidad Pablo tira todo por la borda, y eso no es la conducta apropiada para un jugador experimentado, que además, lleva la cinta de capitán del Rojinegro. Son opiniones, no son pocos los leprosos que ayer en redes expresaron un hartazgo de sus inconductas deportivas.