Habían pasado apenas minutos desde el fallido atentado contra la vicepresidenta de la Nación el jueves último, y entre opositores reinaba la confusión absoluta, el desconcierto y la duda entre repudiar el atentado o cuestionar severamente fallas en la custodia, el llamado al paro nacional dispuesto sobre la medianoche por el presidente o repeler furibundamente la acusación de ser los generadores del odio que engendró la violencia como los acusaba el Gobierno.
El único que reaccionó de manera adecuada, quizás el más lejano y en las antípodas del pensamiento kirchnerista, que no necesita demostrarlo, fue el expresidente Macri: hombre de Estado al fin y al cabo, les sacó kilómetros de distancia a sus discípulos que intentan sucederlo en el liderazgo del espacio político que busca enfrentar al Gobierno en las elecciones del año próximo.
La debacle económica que vive la Argentina, el desmanejo de las cuentas públicas, la inflación descontrolada, el aumento inusitado de los alimentos, la falta de dólares para la producción, el campo parado de manos sin liquidar exportaciones, el verde paralelo que hizo una devaluación que el Gobierno se negó a convalidar, formaron un cóctel explosivo que les garantizaba que en 2023 las cosas serían sencillas, o casi, había nada más que dirimir quien sería el vencedor para ir midiéndole la banda presidencial. Irían por más ajuste, a mayor velocidad y sin medir consecuencias, "piedras nos van a tirar igual, que al menos sea por algo que valga la pena", dijo el exministro Dujovne.
Pero ocurrió un error de cálculo, algo que no estaba en los papeles de nadie, ni siquiera del más avezado consultor. Decidieron ir contra Cristina Fernández de Kirchner, comerse a la reina en términos ajedrecísticos, les pareció que eso les garantizaba absolutamente una victoria contundente, con ella fuera de la cancha, denostada por causas judiciales, aunque sean de dudosa procedencia y sustentabilidad jurídica, con repudiables figuras penales como la asociación ilícita, amañado mecanismo bajo cuyo paraguas podría meterse casi cualquier acción de Gobierno, se sentaron a la mesa a dirimir su interna.
Para ello servía casi cualquier cosa, llenarse la boca con repetidos epítetos contra la figura de la dos veces expresidenta, o santificar al fiscal Luciani, denostado por leer un alegato en un juicio oral, obviar el debido proceso, invertir la carga de la prueba pidiéndole a la imputada que pruebe su inocencia, o negándole a la acusada su derecho de defensa e impidiéndole declarar dentro de la causa judicial, obligándola a hacerlo en la pública, para después reprochárselo.
Nunca más cierta resultó la famosa frase que "cuando los peronistas hacen ruidos en los tejados no se están peleando, se están reproduciendo". Les salieron de abajo de las baldosas, llegaron desde todas partes, olvidaron viejos rencores y resquemores y se apropiaron nuevamente de las calles, no en un lugar, en distintos escenarios, llegando ayer al punto cúlmine en Plaza de Mayo, donde algunos estiman que pasaron más de medio millón de personas, con masivas movilizaciones aún en sitios inhóspitos para el sentir peronista, como la mismísima CABA, Córdoba o Rosario.
Una marea de gente salió a la calle, casi como en 1983, en la asonada militar contra Alfonsín y no recuerdo ninguna más de esa masividad.
Error de cálculo, mear fuera del tarro que le dicen, pisarle la cola al león, o como quiera llamarse, confundieron al enemigo, apuntaron mal, tocaron a una y saltaron todos. Viejos, jóvenes, de mediana edad, militantes, simpatizantes, adherentes, neutros de familia peronista, críticos, de sectores cercanos y lejanos a CFK, incluso algunos peronistas ortodoxos que jamás participaron orgánicamente en algún sector K por permitirse ser levemente críticos.
Hoy no quedaron lugares para las medias tintas, si es que acaso algún otro loco suelto lo permite, Cristina Fernández de Kirchner será candidata en 2023, es la jefa indiscutida del Movimiento Nacional Justicialista y la líder absoluta del espacio político por el que competirá nuevamente por la presidencia, para intentar alcanzar al mismísimo general Perón, tres veces electo presidente de la Nación por el voto popular. Uruguay y Juncal en el coqueto barrio de Recoleta se convirtió casi en un santuario, la gente va, independientemente que ella esté o no en su domicilio, es un paso obligado, un lugar de referencia y convocatoria permanente.
Probablemente y a grandes rasgos CFK tenía antes de Luciani un 70% de las voluntades dentro del PJ y un 30% del electorado total de la Argentina. Bueno, hoy nadie podría asegurarlo, si bien las encuestadoras aún no se han ocupado todavía del asunto, ni luego del vergonzante alegato de un fiscal ignoto, marcador central del Liverpool de la Quinta Los Abrojos, ni del intento fallido del inexperto brasileño que sin saber manejar armas intentó pasar a la historia por asesinar alguien famoso, odiado por buena parte de la sociedad para quien hubiera pasado a ser San Martín. Ahora pasará un tiempo prolongado en la cárcel sin haber logrado su objetivo de magnicidio, una figura jurídica que ni siquiera está prevista en nuestro Código Penal.
Un intento de proscripción bajo el pedido de inhabilitación perpetua para ejercer cargos públicos, un pedido simbólico de 12 años de prisión, exactamente uno por cada uno de poder kirchnerista al mando de la Nación, como para que aprenda a no andar metiéndose con los poderosos, un mensaje subliminal demasiado explícito, que salvo para los fanáticos, cayó bastante mal en la sociedad, incluso alguna no tan politizada.
Si algo le faltaba al intento absurdo de Lawfare, de moda en toda América Latina, es que el profesor de Derecho Penal, exdecano de la Facultad de Derecho de Rosario y hoy ministro de la Corte Suprema de Justicia de la provincia de Santa Fe, Daniel Erbetta, radical él, destrozara jurídicamente los procedimientos del proceso penal contra la vicepresidenta, calificándolos como "un mal examen de un alumno de primer año de Derecho, que hubiera reprobado", sin entrar siquiera en el análisis del fondo del asunto.
El camino del expediente judicial está sellado, el juez de la causa pertenece a los equipos del campeonato de fútbol de Los Abrojos, la apelación irá a parar a un tribunal compuesto por jueces M, porque no hay solo jueces K, hay también jueces M, los macristas dividen a la Justicia en jueces K y otros supuestamente independientes, nada más lejos de la realidad. Por las dudas, si algo faltaba, la Corte Suprema de Justicia también está compuesta por dos miembros designados por decreto por el macrismo, y otros afines a sus intereses.
El propio expresidente fue absuelto en los últimos días de cuanta causa se lo acusara, buscando incluso argumentos que parecen más sacados de alguna serie de Netflix que de un manual de Derecho o un Código vigente en nuestro sistema jurídico. "Cristina corrupta-Macri inocente y estadista", parece ser la consigna elegida por el movimiento político/mediático y judicial. Ese era el escenario que pretendían instalar para 2023.
Si bien los tiempos de la Justicia son demasiado lentos, nada hacía suponer que ella llegaría proscripta o presa, y la cuestión podría resolverse más adelante, la gente se hartó y salió a la calle. No pudieron impedir las enormes manifestaciones de amor que el pueblo le prodiga día a día frente a su domicilio, ni con vallas, ni siquiera con un arma asesina que estaba dispuesta a matarla.
Cristina es una fusilada que camina, una proscripta que sin embargo irá a elecciones y una presa, del enorme afecto de su gente, que no la abandona pese a las operaciones y difamaciones a las que es sometida por el verdadero poder que no perdona a quienes lo enfrentan.
Por el otro lado está Patricia Bullrich, lanzada de lleno a la presidencia, quien no se solidarizó con la exmandataria, en un gesto que la pinta en pleno, y dedicó su tiempo a criticar el feriado nacional dispuesto por el presidente; u Horacio Rodríguez Larreta que incumplió sin siquiera sonrojarse una orden judicial emanada de autoridad competente para no custodiar las inmediaciones de Juncal y Uruguay y al que la exministra acusó de tibio por permitir que el fervor peronista le derribara las barreras de contención. En la pelea por ser más duro perdieron ambos, y en eso Macri les sacó ventaja.
La solidaridad con una víctima es un principio humanitario que ninguna persona de bien debería dejar de lado, por más que del otro lado se encuentre el enemigo más acérrimo. En la UCR decidieron no acompañar el paro nacional dispuesto por el presidente, Mendoza y Jujuy no adhirieron, con el claro fin de no sumarse al repudio generalizado que iba a expresarse en las calles.
Carrió en eso también los aventajó, devenida en árbitro de las contiendas del espacio del que se siente cofundadora, Lilita le mandó munición gruesa ayer a Pato mediante un misil apuntado directo contra ella, pronunciado por el titular de su bancada en Diputados, "Patricia pertenece a una generación para la que violencia política era una opción", señaló Juan Manuel López, presidente del bloque de la Coalición Cívica en la cámara baja.
Bullrich tomó las armas en los 70', perteneció a Montoneros supuestamente para defender a Perón, aunque luego algunos compañeros se dedicaron a otros menesteres, no debería asombrarse, hasta admitió no hace mucho que "aprendió a armar bombas por entonces, pero que ya se olvidó".
Mientras el espacio opositor aún dirime candidaturas y muestra como principal argumento su anti kirchnerismo explícito, y los radicales advierten que no serán esta vez furgón de cola de un gobierno que no sintieron como propio, salvo en algunos cargos estratégicos pero nunca en la toma de decisiones, Macri, Bullrich y Rodríguez Larreta y quizás otros están en camino a enfrentarse en una PASO de la que saldrán heridos, porque en la imperiosa necesidad de diferenciarse deberán desnudar lo peor de su contrincante, y eso bien podría ser aprovechado por su adversario posterior.
Con esto no pretendemos decir que la elección esté definida, pero indudablemente lo estaba hasta hace apenas un mes. Un pésimo Gobierno, que no cumplió ninguno de los objetivos planteados y un peronismo resquebrajado, consumido por disputas internas que amenazaban incluso la propia gobernabilidad. Las tres patas principales del Frente de Todos buscaban llevar agua para su molino y hoy están juntas en la búsqueda de reflotar una intención de voto que lo separaban por unos 20 puntos de la oposición.
Massa al frente de la Economía trajo ajuste pero calmó un poco a los mercados. De un dólar paralelo
a $350 que se llegó a comercializar a mediados de julio, el jueves cerró por debajo de $290, no es la panacea, está lejano de los $230 en que se movía hasta hace tres meses, pero al menos no voló a niveles insospechados. Quizás esas diferencias en votos pudieron haberse acortado a menos de 10 puntos, vaya uno a saber, y podrían ser menos si la economía del año próximo se encamina a una <aunque sea leve> recuperación. En cuanto a los peligros de dividir y odiar, permítanme ser autoreferencial. Mi familia estuvo atravesada por 3 protagonistas de los 70' en espacios antagónicos. Mi padre fue diputado por la provincia de Buenos Aires del 73' al 76', hasta que el golpe de Estado genocida lo depuso en su cargo. Su hermano Carlos perteneció a las columnas del ERP, y terminó exiliado en Costa Rica; el tercero, Bernardo, fue aviador de la Marina y excombatiente de Malvinas. Mi abuela, fallecida a principios de los 80' nunca pudo volver a juntarlos a la mesa, ni siquiera para festejar junto a sus diez nietos alguna fiesta de fin de año. Desearía pensar que el idiota que disparó contra la expresidenta no tenía detrás suyo a ninguna organización, carecía de logística y era una célula aislada, ninguna organización que se precie de tal podría poner a un tirador inexperto frente a una víctima indefensa que fallara en sus dos intentos de asesinarla. De no ser así, la investigación lo dirá, sería mucho más preocupante, y por ejemplo que se haya borrado la información de su teléfono es una mala señal en este sentido. Escuché a varios preguntarse inocentemente de qué se trataba el "qué quilombo se va a armar", incluso hasta se hicieron denuncias penales al respecto a quienes las repitieron en sus redes. Ustedes qué imaginan...aunque no sea lo deseable, y muy lejos de alentarlo, generalmente a la violencia se le responde con más violencia, si sabrá el peronismo de ello, fue protagonista absoluto del baño de sangre que generó 30 mil desaparecidos en la Argentina y alguna vez se escuchó a su líder decir aquello de "por cada uno de los nuestros que caigan caerán cinco de los demás". Lamentablemente, uno debería imaginar que la respuesta no sería lanzar tremendos tuits de repudio o juntarse en las plazas a cantar la marchita nada más, ojalá me equivoque, pero el peligro es inminente y grave y si no se toma verdadera dimensión de ello, puede ser tarde.
Haciendo solo una breve y antojadiza semblanza, desde el encarcelamiento del por entonces coronel Perón en la isla Martín García, el bombardeo a la Casa Rosada con 355 civiles muertos, el derrocamiento del gobierno constitucional, la proscripción por 18 años del presidente depuesto y su partido, la destrucción de toda bibliografía y simbología peronista, los fusilamientos de José León Suárez, donde 18 militares y 13 civiles fueron pasados por las armas, los 30 mil desparecidos de la última dictadura militar, y ahora los denodados intentos por repetir la historia, nuevamente pretensiones de proscripción y hasta un asesinato frustrado de la líder. Los muertos, desaparecidos, bombardeados y fusilados, en este país siempre los puso el peronismo, y hay que decirlo, alguna vez respondió en consecuencia y el país vivió una guerra civil entre peronistas y antiperonistas, aliados a las Fuerzas Armadas y medios afines. Hoy la sede del Partido Justicialista (PJ) de La Plata apareció con pintadas de aerosol en su frente y en el vidrio de la biblioteca por lo cual las autoridades del partido adjudicaron el hecho a una "escalada de violencia" contra el peronismo. Ayer, la concejala del Frente de Todos (FdT) en la ciudad santacruceña de Perito Moreno, Alejandra Burgos, sufrió un ataque mientras circulaba con su vehículo en una caravana en repudio del intento de asesinato de la vicepresidenta Cristina Kirchner. Burgos se encontraba dentro de su auto junto a otras personas cuando los disparos impactaron contra su camioneta.
Mientras la oposición todavía dirime quien se hará cargo de enfrentar al peronismo en 2023, medio millón de personas salieron a las calles a defender la democracia en Plaza de Mayo y repudiar el atentado contra Cristina Fernández. En las asonadas militares contra Raúl Alfonsín el peronismo estuvo presente, con Antonio Cafiero a la cabeza en el balcón de la Casa Rosada, acompañando al presidente de la UCR. Iluso quien pensó acaso que otros partidos podrían haber tomado alguna actitud semejante, salvo agrupaciones de izquierda, el resto se ausentó y recluyó en Twitter y no pasó de los repudios. La ruptura absoluta del pacto democrático no parece importarles demasiado, y el Nunca Más! pronunciado por el inimitable fiscal Strassera, tampoco. Fernando Paulo Viglierchio Especial para RosariNoticias