Es la primera vez en la historia del país que un expresidente o un mandatario en funciones se tiene que sentar en el banquillo de la justicia.
Sobre esta acusación histórica, el republicano de 76 años niega haber actuado mal en relación con los pagos realizados antes de las elecciones de 2016 que lo enviaron a la Casa Blanca, y asegura que la causa es "una persecución política" y una "caza de brujas" en su contra.