El primer set fue muy parejo, con un par de quiebres por lado, y debió decidirse en el tie-break: fue allí donde el italiano sacó a relucir toda su jerarquía y se impuso por 7-3, ante un errático Cerúndolo.
Pero el segundo y el tercer set fueron unos monólogos del argentino, que hizo gala su mejor tenis y prácticamente no le dio oportunidades a su rival, a quien derrotó tras 2 horas y 25 minutos de juego.