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La jefa guardó la batuta y nace el postkirchnerismo

 



Día de cierre de listas, por primera vez en veinte años, el kirchnerismo no será protagonista. La declinación de la candidata natural a ir por un nuevo período, aduciendo "ya haber sido" y además encontrarse proscripta sonó fuerte. Sea una cosa o la otra, aún sin poner el cuerpo, en la fuerza política liderada por Cristina Fernández de Kirchner, la líder cedió posiciones en post de la unidad y el hoy ministro de Economía, Sergio Massa irá por la presidencia. 

Wado de Pedro era el candidato propuesto por la exmandataria, pero se fue diluyendo con el correr de las horas ya que no encontraba cerrar filas con los gobernadores del norte argentino. Ni siquiera con la frustrada intentona de colocar a Juan Manzur en la vicepresidencia. Daniel Scioli, impulsado por el Gobierno <aunque nadie lo admitiera> desde atrás no resignaban posiciones y amagaban con una PASO y hasta con judicializar la disputa por la minoría. Ni el gesto de facilitarle avales para que puedan presentarse alcanzó.  

Y Cristina se cansó, perseguida, enjuiciada, condenada, fusilada, sin que nadie en el peronismo moviera un pelo, a pesar del "qué quilombo se va a armar", las dos veces expresidenta sintió que su sola palabra ya no era respetada, ni tenía el peso que merecía en la historia del Partido Justicialista. Una cosa es Cristina en cuerpo y alma,  y participando por dentro, donde seguramente arrasaría en votos a quien osara ponerse enfrente, otra muy distinta es intentando delegar poder. Si Montoneros le discutía poder al propio Perón en los ´70 y soñaba incluso con un peronismo sin el viejo líder, más tirado a la izquierda de lo que el propio Perón estaba dispuesto a aceptar, ¿porqué podría ser diferente esta vez? la historia suele repetirse. 

Bajo la excusa de que todos los espacios mojan uno, por más que no tuvieran equivalencias en votos, algo incomprobable sin ir a una elección, a Cristina de repente le crecieron los enanos, se le pararon de manos varios que fueron sus funcionarios y estarían quizás desocupados o en la actividad privada de no ser por su propio dedo, reclamando compulsa interna y disputa de poder. Cristina Fernández de Kirchner podría probablemente ser la candidata más votada en una PASO, pero quizás tuviera en una general menos votos que varios de sus compañeros, y esa es otra causa de su no protagonismo, además de las señaladas.

Dijo hace poco, en una de sus ya habituales clases magistrales que "cada compañero llevaba el bastón de mariscal en la mochila, pero que no era para revoleárselo a otro compañero", pero no la escucharon. Prefirieron la chiquita, disputar cada lugar como si fuera el último, anteponiendo intereses personales a los colectivos, y así no se construye política. En su última aparición pública se mostró junto a su cuñada, Alicia Kirchner, en la gobernación santacruceña y recordó cuando junto a Néstor se paraban en el escritorio desde donde hablaba esa noche para festejar victorias junto a sus compañeros del sur argentino y cuando ni siquiera soñaban con manejar los destinos de la Patria por un par de décadas. 

Pero todo termina alguna vez. Cuando juntos partieron hacia Buenos Aires para hacerse cargo del país en uno de los momentos más difíciles y en pleno "que se vayan todos", quizás no esperaba este final, retornar a Santa Cruz, ya con su esposo en descanso eterno y ninguneada por buena parte de la dirigencia a la que le dio de comer por décadas. Tres períodos presidenciales, algunos años muy prósperos y otros no tanto. No es el momento ni el lugar para analizar sus logros. Una última experiencia fallida sí, de poner a un incapaz titubeante a cargo del Poder Ejecutivo, secundándolo, pero sin que ni siquiera la escuche. 

La jefa se cansó, se puso las chancletas, y en la taza que rezaba "lágrimas de machirulo" se mostró junto a Helena, su nieta, en una clara señal de a qué dedicará sus días en los próximos años. Con una hija con la salud deteriorada y que la necesita según dijo, Cristina tendrá un retiro digno, y supuestamente tranquilo, si es que el partido judicial no decide tomar venganza en un eventual Gobierno de Juntos por el Cambio y mandarla presa, o dejarla en libertad condicional con prisión domiciliaria en alguna de las tantas causas que tiene pendientes en la Justicia. 

Se cierra una etapa, nace el postkirchnerismo en la Argentina y en el peronismo. Ya no habrá más intentos de construir un país libre, soberano, independiente, con gobiernos que amplíen derechos, que incluyan a las minorías, que no repriman las protestas sociales, que contengan a los más humildes, y peleen por los más pobres y necesitados. No siempre salió bien, es cierto, pero al menos se intentó. El establishment, las corporaciones, la Justicia cómplice, la Embajada y la oposición nunca lo hubieran permitido. Ahora, el Partido Justicialista presentará la opción menos de derecha de las posibles, las otras, solo discuten la velocidad y profundidad del ajuste. Massa es Heidi al lado de Rodríguez Larreta, Bullrich o Milei. Ella guardó la batuta y nace el postkirchnerismo.  

                 

Fernando Paulo Viglierchio

(Especial para RosariNoticias) 




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