En un desesperado intento de recuperar aunque sea un pequeño porcentaje del deteriorado poder adquisitivo del salario de los asalariados, el ministro de Economía, Sergio Massa anunció ayer una serie de medidas destinadas a aplicar paliativos a los tremendos efectos que la devaluación produjo sobre los ingresos.
Suma fija, créditos, aumentos en planes de trabajo, congelamiento de precios, de combustibles, medicamentos y medicina prepaga, medidas para monotributistas, jubilados, pymes, empleadas domésticas, entre algunos de ellos, fueron los principales ejes de los anuncios del candidato de UxP.
Medio punto del PBI significan a las finanzas públicas estas medidas, algo con lo que seguramente el Fondo Monetario Internacional no estará de acuerdo, pero que de alguna manera mantiene el barco a flote en el intento de conservar el poder.
Muy por el contrario, el organismo internacional pide rebaja de los salarios públicos en el orden del 5% y acumulación de reservas por 8 mil millones de dólares hasta fin de año, algo que el Gobierno está lejísimo de cumplir.
Mucho llamó la atención del jueves un comunicado emitido por la CGT, anticipándose a una supuesta medida que tomaría el ministro Massa, que "favorecería a un millón de trabajadores", que dejarían de pagar el controvertido impuesto a las Ganancias. La entidad gremial "quemó" una de las balas que el funcionario tenía en el cargador y finalmente, la decisión no se terminó tomando.
No es que el tema no interese, Massa siempre fue quien mantuvo de alguna manera la llama viva en el tema, corriendo la cifra desde la cual los trabajadores deben tributar, el tema es que no se modificó el mínimo no imponible, que está en apenas algo más de 308 mil pesos.
Es decir, si se ingresa por superar los montos asignados, se paga una cifra sideral, que implica porcentajes de acuerdo a las escalas, que recientemente fueron corridas el 35%, pero que pronto quedarán iguales por la inflación. La CGT quedó en offisde, Massa no se animó, o los números no dieron.
