Ni la altura de La Paz fue suficiente para frenar a la Selección Argentina en el primer tiempo. El equipo campeón del mundo dio una auténtica exhibición durante los 45 minutos iniciales, redujo a su rival a la mínima expresión, haciéndolo un equipito (lo es) en su propio reducto. Los dirigidos por Scaloni dieron una clase de fútbol.
No hubo puntos bajos, si varios muy altos, como el caso de Enzo Fernández, Rodrigo De Paul, Alexis Mac Allister, Ángel Di María y Julián Álvarez. El mediocampo nacional brindó por momentos un auténtico espectáculo, haciendo gala de su esencia, el toque. La presión característica en ataque, ADN del combinado celeste y blanco, fue fundamental a la hora de forzar avances y también hacerse rápido de la pelota.
Con el balón en juego, quedó demostrado la diferencia de categoría de ambos países, a pesar de la velocidad que imprimía en cada envío aéreo y al ras. Eso tampoco fue impedimento para que Argentina se luciera y mostrara un juego colectivo vistoso, como nunca en esas condiciones en terreno boliviano. Fue tan bueno lo de la Selección que el 2 a 0 a favor casi que estuvo corto.
La tarea en el fondo también fue muy sólida, con Cuti Romero como estandarte, sacando todo y animándose a jugar cuando podía, Molina atento a los relevos y proyectándose, Otamendi con la jerarquía habitual y Tagliafico con su presencia y templanza, además de que pudo sacarse las ganas de convertir un gol con la albiceleste, el primero. Partido perfecto en todas las líneas. ¿Bolivia? Sólo recurrió al juego brusco, excesivo, ya que el fútbol estuvo ausente.
El complemento siguió en la misma tónica, Argentina circuló el balón, ante un rival impotente y rendido, que siguió apostando a pegar patadas como la única manera de cortar el brillo celeste y blanco. Mac Allister, Enzo y Fideo siguieron mostrando lo mejor de su repertorio, con la posibilidad latente de que apareciera el espacio para liquidar la historia.
Julián Álvarez persistió en la presión, y tuvo la suya con un derechazo que sacudió el palo, se le negó el gol que hubiera merecido por el esfuerzo hecho. Di María siempre presente en cada ataque, ya sea asistiendo o rematando, siendo el líder del conjunto cuando Lionel Messi está afuera, aunque el liderazgo en realidad fue colectivo, cada uno aportó lo suyo.
Así, ante un local que no llegaba, solo faltaba la frutilla del postre para redondear una jornada espectacular, y llegó con al fin con el definitorio tanto de Nico González para que el marcador final tuviera más justicia acorde a lo reflejado en el verde césped. Quedó tiempo para que otros jugadores muy importantes en el ciclo como Paredes y Lautaro Martínez sumaran minutos, también una joya a explotar como Garnacho, que incluso se mandó un par de piques ante bochazos del 5 como si estuviera en el llano.
Una gran doble fecha para Argentina en el arranque de las eliminatorias sudamericanas. Scaloni dejó en claro que no había lugar para relajación tras la obtención del Mundial. Eso quedó reflejado en ambos encuentros, nadie bajó una milésima de intensidad, todos se mantuvieron en la misma frecuencia de Qatar. Empieza un nuevo camino tras tocar el cielo con las manos, se renuevan las ilusiones, hay material y ganas para volver a sonar.