"A Melconian, lo tengo", dijo Patricia Bullrich en el primer debate presidencial hace apenas dos semanas, como una de sus virtudes más importantes por las cuales los argentinos deberían votarla para conducir los destinos del país por los próximos cuatro años. En las últimas horas se filtraron audios donde su elegido para conducir el Ministerio de Economía pide reiteradamente favores sexuales a sus empleadas y busca colocarse en directorios de empresas públicas para vender información privilegiada, algo que también es delito y podría traerle severas complicaciones con la Justicia.
El periodista Tomás Mendez, difundió una serie de audios donde el economista llama reiteradas veces a personal a su cargo para exigirle encuentros, las destinatarias tratan de eludir la exigencia con dilaciones, pero no las acepta, insiste y hasta luego comenta con allegados que algunas de las chicas se encontraban algo reticentes a prestarse a otorgar favores sexuales y pedía que se forzara al supuesto entregador de féminas a cambio de "aprobarle la carpeta". Piropos, conversaciones subidas de tono, elogios al color de la ropa elegida, al pelo suelto forman parte de su "seducción" para acceder a concretar sus pretenciones sexuales.
El ex funcionario macrista, titular del Banco de la Nación Argentina hasta que el expresidente decidió echarlo en 2016, aparecía hasta ayer como el encargado de salvar a los argentinos de la debacle económica que le dejaba el Gobierno actual, tenía un plan para la realizarlo en una carpeta <que no mostraba> y se ponía tenso pensando en que debería no utilizarlo en caso de no ganar Bullrich, casi lanzándolo con gesto ampuloso y preocupado.
Bullrich era ministra de Seguridad mientras Melconian dirigía la entidad crediticia, y Gustavo Arribas, amigo personal de Macri conducía la AFI, la Agencia Federal de Inteligencia, encargada de las escuchas telefónicas. El caso, que implosiona a pocas semanas de la elección presidencial, bien podría tratarse de "fuego amigo" o una devolución de gentilezas por el caso Insaurralde. En el primero de los casos, si la difusión se tratara de de material recopilado en la administración macrista, quienes conocían el contenido de los audios podrían haber incurrido en encubrimiento agravado, otro delito penal.