Todos los gobiernos algún día finalizan, algunos logran perpetuarse en el poder por mucho tiempo, otros durante un solo mandato, y algunos ni siquiera eso. El mundo está plagado de ejemplos, desde las tiranías más espantosas a los regímenes socialistas más acérrimos, en algún momento el modelo cae, y la gente ya no lo elige para seguir rigiendo los destinos de la nación, país, o región bajo su dominio.
Alguna vez todos los caminos conducían a Roma, más tarde Napoléon Bonaparte pareció gobernar "el mundo" y Hitler tuvo en su mano férrea a buena parte de Europa bajo su dominio, hasta que otros se juntaron, resistieron la opresión e hicieron caer el régimen imperante.
Argentina no es la excepción, solo por retroceder un centenio, y pidiendo perdón anticipado a los profes de historia, a groso modo podría decirse en un análisis apretado que los gobiernos radicales sucumbieron a las dictaduras militares, que el peronismo corrió la misma suerte ante la "Revolución Libertadora", Illia y sus bondades se tuvieron que ir ante presión de laboratorios extranjeros, Isabel dio paso al Proceso de Reorganización Nacional, en medio de una lucha armada tremenda, a Alfonsín lo volteó el stablischment económico con apoyo peronista, que impuso un presidente de derecha y "abierto a los mercados" como Menem, a De La Rúa lo destituyó su propia impericia, y un Duhalde expectante y el kirchnerismo terminó sucumbiendo a la avanzada libertaria. Del macrismo no nos ocupamos aquí, porque consideramos que está en su segunda etapa, recargada, arbitraria, descarnada, con tintes totalitarios y aún de final incierto.
Pero alguna vez terminará el gobierno de Javier Milei, no sabría decirles cuando, debería ser demasiado temprano para predecirlo, las variables económicas recibidas no fueron las mejores es cierto, pero su forma de afrontarlas tampoco parece la más apropiada. El liberal libertario, autodefinido como anarcocapitalista, se postuló para presidir un Estado, algo impensado para un anarquista y busca desde él, no dejar ningún vestigio de intervención estatal, bajo la excusa de "no hay plata", y una deuda externa impagable, con un déficit fiscal galopante, dejó el arco al descubierto, se retiró de todo control estatal, decidió vender todo aquello que le pertenece al país y que "el señor mercado" lo regule todo.
Con planilla de Excel en mano, el gobierno libertario tomó decisiones que rememoran el plan de Martínez de Hoz, ex ministro de Economía de la última dictadura cívico militar que gobernó el país, mezclada con remembranzas macristas. Liberación absoluta de precios, apertura total de las exportaciones, una grave amenaza a la industria nacional, brusco achatamiento de salarios y jubilaciones con importante caída del poder adquisitivo, abrupto incremento de tarifas de servicios públicos con quita de subsidios, también al transporte, privatización de empresas públicas, aunque no sean deficitarias, despido de miles de trabajadores del Estado, corte absoluto de la obra pública, desregulación de locaciones, con derogación de la ley de alquileres vigente, o reimposición del impuesto a las Ganancias recargado, que no irá sobre el excedente de un mínimo no imponible, lo hará a quienes sobrepasen determinado monto sobre todo el salario.
La particularidad de la compleja elección de este año, hizo que Milei, que ganó las PASO cayera derrotado luego por Massa en las generales, a quien venció posteriormente en el balotaje. Los libertarios lograron llegar a la presidencia de la Nación con una treintena de legisladores. Consiguieron sí el acompañamiento del PRO de Mauricio Macri, que da un apoyo parlamentario indispensable para garantizar cierta gobernabilidad. El ex presidente aportó además el programa armado por Sturzzeneger, la dureza represiva de Patricia Bullrich y los contactos financieros de "Toto" Caputto. Pasó por caja consiguiendo que el DNU incluyera la necesidad y urgencia de permitir la irrupción de las sociedades anónimas en el fútbol, que lo había rechazado apenas una semana antes por unanimidad. La fase II de su gobierno, incluyó además el beneficio de la amplísima casta de empresarios que manejan el bolsillo de los argentinos.
El país para pocos que propone Milei no supera el pésimo que recibió de su antecesor, Alberto Fernández. Una inflación del 160%, el 45% de pobres, son ínfimos al lado de los millones de pobres más que produjo la bestial devaluación del 118% aplicada por este Gobierno para favorecer a exportadores y en detrimento de la clase trabajadora, que vio licuarse sus ingreso de un día para el otro. Las formadoras de precios, en todos los rubros, aprovecharon la oportunidad para duplicar precios y encontraron un freno en el consumo, ante la desesperación de los consumidores que vieron escurrirse sus pesos como agua en sus manos, sin poder sentarse ni siquiera a conversar por una recomposición salarial, que no figuró entre los considerandos del DNU.
Los millones de inquilinos a los que se les vayan venciendo sus contratos de alquiler y sean expulsados a la calle, los miles de trabajadores que pierdan su empleo ante la paralización de la obra pública, aquellos laburantes que trabajaban en la industria que no tendrá otra opción que cerrar ante la apertura de la importación, los que no puedan pagar nuevas tarifas de luz, gas o ómnibus o trenes, el millón y medio de trabajadores que volverán a abonar unos 350 mil pesos de promedio en concepto de Ganancias, los jubilados a los que no les alcance para comer, los sectores hoteleros y gastronómicos que verán mermados significativamente sus ingresos porque a la gente no le alcanzará para viajar, los automotrices, porque un automóvil será prohibitivo, los empleados de empresas médicas que verán mermados los afiliados, por el brutal aumento de las cuotas, y los trabajadores en general, a los que no les alcance para llegar ni a mitad de mes.
La gente saldrá, no tendrá otra, no le dejaron oportunidad, no tiene nada más para perder y cuando la gente no tiene nada que perder lo arriesga todo, incluso su integridad física o su propia vida. Este Gobierno parece no estar dispuesto a permitir la protesta. Bullrich pone en la calle miles de policías para acorralar manifestantes, que todavía en mansedumbre marchas sobre las veredas acatando el Protocolo dictado por la ministra Bum Bum. Resta saber hasta cuando las fuerzas de seguridad responderán. Los uniformados también cobrarán menos, tampoco les alcanzará para sobrevivir el tremendo ajuste. La mayoría tiene padres, hermanos y amigos que no podrán escapar de la pobreza y marginalidad que el modelo libertario propone.
Los miles de caceroleros que rodearon el Congreso de la Nación no fueron militantes políticos, no fueron movilizados por partidos políticos, agrupaciones de izquierda o peronistas agazapados. Fueron autoconvocados, provenientes de diversos barrios porteños, que se vieron alcanzados por las medidas anunciadas, por un gobierno al que votaron hace apenas un mes. Javier Milei ganó con amplitud en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, y decidieron no salir a reprimir a sus propios votantes disconformes. Rosario, La Plata, y otras ciudades del país también tuvieron manifestaciones multitudinarias.
Los efectos devastadores de la política libertaria comenzarán a dimensionarse en los próximos meses. Restará saber hasta donde el pueblo resistirá, algunos convencidos todavía de que "hay que pagar la fiesta populista", pero sin sentirse culpables ni partícipes de aquel derroche al que se atribuye ahora el sufrimiento por venir. Milei no tiene experiencia política, ni está acostumbrado a estos estándares de protesta, por las dudas va por más, le pone más nafta al fuego y refuerza la apuesta. Trató de "coimeros" a los legisladores, que hasta hace 15 días fueron sus pares y ya le había dado las espaldas al Congreso el día de su asunción. Ahora apuesta a que la Justicia amiga convalide el DNU y rechace impugnaciones. Por las dudas ya amenaza con llamar a un plebiscito, donde cree que se impondrá, ya que asegura, su propuesta tiene el 75% de apoyo. Y si perdiera dijo, ajustará aún más, "porque la lucha contra la inflación y el déficit fiscal no se negocia". Lo votaron 14 millones de argentinos sobre 47, no debería confiar tanto en su supuesto "apoyo popular".
Milei está empoderado, cree que el apoyo recibido en las urnas es absoluto e indiscutible. Parece ser, a su criterio que el pueblo le dio carta libre. Desconoce casi el sistema republicano de gobierno, avanza sobre facultades legislativas y se arroga otras que no posee. El esquema de gobierno que armó, a la corta o a la larga, deja afuera al 90% de la sociedad. Una parte ya lo está sintiendo, la otra no tardará en darse cuenta que "la casta" en realidad eran ellos mismos y que hoy nos gobierna la exclusiva elite política/empresaria/exportadora y financiera, que llegó nuevamente el gobierno para empobrecer a los que aún estaban a flote y pasar el rastrillo de la ruleta, para llevarse lo poco que aún tenían los que no ganaron con este modelo. Quitar pesos, empobrecer, y que todo explote lo antes posible, dolarizar sin dólares, y pagar salarios miserables, con precios y tarifas del primer mundo, ganando ingresos no acordes.
Más temprano que tarde, el Gobierno de Javier Milei terminará fracasando...
Fernando Paulo Viglierchio
Especial para RosariNoticias