El gobierno de China evalúa por estas horas implementar represalias drásticas como exigir el pago del swap de miles de millones de dólares y dejar de comprarle al país soja y carnes, dos exportaciones vitales para la economía nacional y de las que el gigante asiático es el principal comprador.
El gigante asiático ya dio los primeros pasos para que se ejecute el pago del tramo del swap que gastó el gobierno de Alberto Fernández, por unos 5000 millones de dólares más intereses que rondan el 6 por ciento.
La tensión llegó a tal extremo que las fuentes no descartaron que para cobrarse China incluso avance con el embargo de exportaciones.
La activación de ese proceso de cobro puede durar meses y hasta años en los tiempos especiales de la burocracia china, que acaso ofrece así al gobierno de Milei una ventana para rectificar drásticamente su postura anti China.
La tensión escaló luego de la reunión que Mondino mantuvo con la representante comercial de Taiwán, Miao-hung Hsie. Una reunión que no sólo indignó a la diplomacia de carrera del Palacio San Martín, que la consideró una torpeza mayúscula, sino también al ministro de Economía, Luis Caputo, que urgido de fondos busca reactivar el swap.
Las represalias por lo que consideran una violación de su soberanía, como dejó en claro la propia embajada china en Buenos Aires, podría ser incluso más gravosa: el régimen comunista ya había decidido empezar a priorizar a Brasil en sus compras de soja y maíz.