El parlamento debe definir sobre la suba de retenciones, la eliminación de la movilidad jubilatoria, la moratoria, el blanqueo de capitales y el impuesto a las ganancias, todo lo cual suma 1,8% del producto. Hay contrapuntos con los aliados, el rol de la oposición y el movimiento de los empresarios para introducir modificaciones.
El ministro de Economía, Luis Caputo, apunta a que el programa fiscal se consolide como un ancla del plan económico. Para eso, trazó una hoja de ruta que, en acuerdo con el Fondo Monetario Internacional, prevé una ambiciosa meta de alcanzar un superávit primario del 2% para este año.
De acuerdo a las proyecciones de gasto y recaudación que eso se cumpla, depende en principio de temas que deben discutirse en el Congreso.
El titular del Palacio de Hacienda dijo la semana pasada que el Gobierno cumplirá con el déficit cero, aunque el Congreso no apruebe el megaproyecto. Sin especificar a qué se refería adelantó que “las medidas van a ser más duras” si hay rechazo del Parlamento.
Pero según informaron fuentes oficiales, el presidente Milei ya tiene en la cabeza su plan b: avanzar en una reducción más rápida y más drástica de los subsidios económicos.