Ante la realidad que viven barrios enteros de la ciudad de Rosario que dependen de una cuva o de perforaciones clandestinas para poder tener agua, mientras hay edificios del microcentro que usan la red de agua potable para llenar sus piscinas, la concejala Fernanda Gigliani pidió que toda nueva construcción que se habilite en la ciudad cuente con las instalaciones técnicas pertinentes para colocar medidores.
Además, para lo edificios ya construidos, la dirigente de Iniciativa Popular pidió que se coloque un Macro Medidor de agua que obligue a pagar por mt3 consumido y no por el mt2 de la propiedad.
Para la concejala, los factores que inciden en la falta de agua potable en Rosario son de lo más variado. “Hablamos de falta de inversión en obras de infraestructura, la habilitación de edificación en altura como nunca antes en las últimas dos décadas que genera mayor demanda.
Sumado a las demoras en el avance de las obras en el Acueducto del Gran Rosario y la preocupación por el desfinanciamiento del Gobierno Nacional de Javier Milei en los planes de obras públicas”, dijo la edila.
“Además tenemos una red obsoleta en el primer anillo perimetral de la ciudad, con caños que datan del siglo pasado.
Tenemos el agua del río Paraná, una planta potabilizadora trabajando, en ocasiones, al límite de sus capacidades y agua que no llega a los domicilios por deficiencias en la red de distribución”.
La edila sostuvo que ante esta situación el Estado debe intervenir para aportar soluciones.