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Ganando menos de 700 mil pesos se es pobre, pero quieren descontar Ganancias desde 1 millón

 


En su afán de convencer a los gobernadores de que apoyen la nueva versión ligth de la ley ómnibus, tras su estrepitoso fracaso legislativo, el Gobierno de Javier Milei dejó trascender un borrador de un nuevo proyecto, que mantiene los lineamientos básicos del primer intento, pero incluye entre otros temas la reinstauración del impuesto a las Ganancias a la cuarta categoría para los trabajadores, y les promete a los mandatarios unos 6 mil millones de dólares a cambio de apoyo a la iniciativa legislativa. 

Con un perfil mucho más negociador, sin llevarse todo puesto, ni negarse a negociar, esta vez Milei mandó a sus laderos a sostener conversaciones con las provincias, con otros bloques, y dijo que todo se encontraba abierto a la discusión. Capaz de tropezar dos veces con la misma piedra, pero no zonzo, el presidente instruyó a Francos que iniciara negociaciones con el PRO, que apoya todo con pocas objeciones, y bloques aliados como el conducido por Picheto, la Coalición Cívica, y provincias ya ahogadas por el déficit fiscal. 

La frutilla del postre es Ganancias, nada quiere saber el Gobierno Nacional con incluir en la negociación otra cosa que no sea meterle nuevamente la mano en el bolsillo a la gente, ya castigada por los efectos de la inflación descontrolada y la enorme devaluación, que caracterizaron los primeros meses del Gobierno de Milei, más allá de quien sea el responsable, pero lo que llama la atención es la envergadura que desde Balcarce 50 pretenden darle al nuevo impuesto. 

El borrador propone cobrar Ganancias sobre un piso exiguo, $1.250.000 pesos para trabajadores solteros (en bruto), es decir aquellos que perciben poco más de un millón de bolsillo y desde $1.500.000 pesos a laburantes con dos hijos, que perciba cerca de $1.200.000 pesos de bolsillo. Teniendo en cuenta que quienes caigan dentro de estos montos tendrán un descuento de entre 200 y 300 mil pesos, el daño provocado a su economía será enorme, del orden del 30% de sus ingresos. 

En una Argentina en la que el propio organismo de estadísticas y censos asegura que para no caer por debajo de la línea de pobreza se necesitan ingresos por $700 mil pesos, proponer descontarle esa enorme cifra a u trabajador porque ganó apenas un 30% más que le permite no serlo, parece desatinado, sólo por ponerle un título respetuoso. La voracidad fiscal para con la gente, mostrada por parte del Gobierno Nacional se da de bruces por ejemplo con el mensaje presidencial en apoyatura a lo señalado por el recientemente incorporado a La Libertad Avanza, el diputado José Luis Espert  hacía ayer, sobre no abonar los incrementos propiciados por la administración bonaerense, del gobernador, Axel Kicillof.

Un nutrido grupo de gobernadores patagónicos, liderado por Ignacio Torres, algún peronista, Llaryora, Pullaro y el propio Kicillof propician un piso mucho más alto, cercano a los dos millones de pesos, no muy lejano al actual, y otros métodos de recaudación menos perjudiciales para la gente, que con la enorme caída del poder adquisitivo, el bestial incremento tarifario que aún no llegó pero sacudirá las entrañas misma de la economía familiar, el aumento de alimentos, combustibles y transporte, no tiene más margen para soportar estoico un ajuste de semejantes características. Sería menester se sirva el Gobierno escuchar y no actúe teniendo como único objetivo el déficit fiscal. 


Fernando Paulo Viglierchio

Especial para RosariNoticias        



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