“El precio refleja se encuentra dentro de los parámetros de Premio por Garantía de Abastecimiento que ya había sido introducido como concepto en la adenda del 2022 con niveles similares.
Como referencia, ese año se le pagó a YPFB un valor de 22.5 US$/MMbtu por el gas adicional y en la actualidad se está pagando 17.5 US$/MMbtu”, indicaron desde la empresa.
Según explican, no se puede saber un precio preciso porque depende de una fórmula que toma una canasta de combustibles y su valor internacional que puede ir fluctuando. No obstante, anticipan que un valor posible podría ser de 19 o 20 dólares.
La última adenda contempla una extensión del contrato que finalizaba el 31 de julio por dos meses más, aunque sin obligación de compra.
“Es a requerimiento”, dicen desde Enarsa, donde confían que para el 15 de septiembre esté terminada la primera parte de la reversión con la inyección de 5 MMm3/d, un millón más del máximo que podría entregar Bolivia durante estos dos meses.
Respecto al retraso de la obra del Gasoducto Norte, en la firma estatal sostienen que la reversión “nunca se paró”, como cuestiona la administración anterior, sino que se vieron obligados a relicitar el renglón 1 al constatarse un precio 70% superior al del presupuesto.
“Desde el 25 de octubre quedó sin movimiento, no se expidió la comisión evaluadora hasta el cambio de administración, cuando se retomó su proceso. No era legalmente posible adjudicar el renglón 1 y peligraba su financiamiento a esos niveles de precio”, sostienen.
“Sí se adjudicaron los renglones 2 y 3 a partir del 3 de enero. Luego se relicitó el renglón 1, reformulado, con plazos abreviados, conservando el financiamiento CAF, generando competencia en la nueva licitación, lo que se vió reflejado en sus precios”, agregan respecto a los procedimientos de los primeros meses del año.