Keir Starmer, que lideró al Partido Laborista para lograr una aplastante victoria en las elecciones generales británicas, se convirtió oficialmente este viernes en el nuevo primer ministro, tras reunirse con el rey Carlos III en el palacio de Buckingham, en Londres.
«Nuestro país ha votado de manera decisiva por el cambio y por devolver la política al servicio público», declaró Starmer en su primer discurso como primer ministro ante el número 10 de Downing Street.
Sin embargo, «cambiar un país no es como darle a un interruptor», señaló Starmer, añadiendo que el mundo se ha vuelto «más volátil».
Afirmó que el trabajo del cambio empezará de inmediato, pero llevará un tiempo.
El nuevo primer ministro destacó que se centrará en cosas en torno a las cuales «las familias de clase trabajadora como la mía puedan construir sus vidas».
Prometió reconducir el difícil sistema sanitario del país, asegurar las fronteras británicas, y atender la necesidad de escuelas y viviendas asequibles. «Si les preguntara ahora si creen que Reino Unido será mejor para sus hijos, sé que demasiados de ustedes dirán que no, y por eso mi Gobierno luchará hasta que vuelvan a creer», añadió.