En principio, esas armas calificadas como «no letales» serán destinadas a los agentes que prestan servicios en Rosario y la capital provincial. Otras prioridades, indicó el funcionario, son los grupos especiales y los integrantes del Servicio Penitenciario.
“Esperamos que lleguen muy pronto. Estamos hablando de una excelente herramienta para que la Policía tenga un escalón intermedio entre la orden de alto y disparar con el arma regular“, indicó el funcionario sobre el armamento para cuya adquisición el Gobierno destinó un millón de dólares.
Las Taser disparan dos dardos que contienen electrodos conectados al arma mediante alambres de metal que transmiten descargas eléctricas. Al ser proyectados los electrodos sobre una persona, los pulsos eléctricos descontrolan los músculos motores incapacitándola.
Estos dispositivos merecieron fuertes críticas por parte de organizaciones de derechos humanos. También del Comité contra la Tortura de la Organización de las Naciones Unidas, que dictaminó que su uso provoca un dolor intenso, constituye una forma de tortura y, en algunos casos, puede incluso causar la muerte.