Por la fecha 25 de la Liga Profesional de Fútbol, Rosario Central recibió a Racing Club de Avellaneda en el Gigante de Arroyito, que lució un escenario no habitual, con toda la tribuna norte sin público, debido a una suspension impuesta por AFA.
Jugaron una primera etapa interesante, con idas y vueltas aunque con escasas llegadas a los arcos. Central estuvo a la altura, y aún con ausencias notorias indisimulables, se le plantó al Racing de Costas, reciente campeón de la Copa Sudamericana, es más, por momentos incluso fue mejor que los de Avellaneda, que no lograron inquietar a Broun en la primera etapa.
Los de Holan recurrieron al orden y el despliegue físico para emparejar una eventual superioridad y riqueza de los visitantes, se plantaron bien abiertos, ocupando todos los sectores del campo de juego y siempre intentando jugar por abajo. Sin Malcorra ni Campaz, el fútbol pasaba por los pies de Lovera, y de un Gómez incansable, que fue y vino sin cesar.
Sandez estuvo muy cerca tras un córner pero su remate de derecha se estrelló en el palo izquierdo de Arias. Tras otro tiro de esquina, Barbieri la bajó de cabeza, y Copetti se lo perdió por encima del travesaño muy cerca del arco. Ruben había puesto el primero, de palomita y casi en la línea de gol, pero el VAR retrocedió bien atrás y mostró que en el inicio de la jugada, Copetti había recibido claramente adelantado y si bien había continuado el juego, la posesión del balón surgió de un jugador inhabilitado.
De una salida errática por la banda izquierda de Central, Racing encontró el partido. Caramelo intentó salir jugando con Sandez, su remate fue interceptado por Martirena, que cedió al medio y Vietto la encontró para superar a Broun con remate seco abajo. Luego comenzó un show deplorable, el árbitro Dóvalo le permitió a los de Costas que demoraran el juego ante cada jugada, simulando lesiones y haciendo todo lento, y eso sacó del todo al local.
Con tribunas enardecidas por la deplorable actuación del juez, y el nerviosismo que bajaba de las tribunas que bajaba al campo de juego, el referí fue amonestando medio equipo auriazul, por protestas y peleas y no por infracciones. El juego se hizo cortado, se jugaron solo 15 minutos en toda la segunda mitad, un espectáculo bizarro. La Academia se prendía en el campeonato, eso garpa para un final de torneo electrizante y eso debía suceder.
Un Sandez sacado, que había visto la primer amarilla por empujar a Martínez mientras se peleaba con Babieri, se fue expulsado pegando de atrás para evitar una contra. Gómez también y se perderá el partido con River por "festejar" que el árbitro había cobrado una para Central, al igual que Broun. Hablando del arquero, quiso salir jugando con su pierna menos hábil, se la alcanzó a Maravilla para que el 9 la pusiera por arriba del cuerpo del arquero, para marcar el 2 a 0 definitivo.
En los 10 minutos que dio el árbitro, el local fue sin claridad, en inferioridad numérica y anímica. Coyote Rodríguez estrelló en tiro libre en el palo derecho de Arias, en el que pudo ser el descuento, pero cuando nada sale, no sale ni el tiro del final.
Central cometió dos errores y los pagó demasiado caros. La permisividad arbitral para demorar y no dejar tomar ritmo de competencia fue decisiva, la actuación del referí dejó mucho que desear. La organización logró el objetivo, Racing está en la pelea y de paso, Central irá más diezmado aún a enfrentar a River al Monumental, que debe asegurar su participación en la próxima copa Libertadores.