Y suma: “aún quienes ejercen su libertad de no tener armas sufren las consecuencias violentas de que más personas estén armadas y la experiencia demuestra que estas consecuencias impactan en las calles, en las escuelas y en los hogares”.
Entre los argumentos, el concejal cita el caso de Brasil, "donde a partir de la flexibilización de las condiciones de acceso, el resultado fue un crecimiento exponencial de la cantidad de armas en manos de la población, a través de redes de tráfico en las que se recluta a personas (en su mayoría pobres), se les gestiona la licencia para el uso legal, corriendo con los gastos de esos trámites y de la compra del armamento, y luego de denunciar un falso robo del arma, se las desvía hacia el mercado negro".
Por otro lado, señala los que los riesgos a los que están expuestos adolescentes al manipular
armas de fuego "son significativos, ya que está relevado que los que cuentan con fácil acceso a armas tienen tasas de suicidio más altas que los que no viven en hogares con armas, en tanto los riesgos de disparos involuntarios y de violencia escolar y comunitaria se incrementan con el
acceso a las armas de fuego en el hogar".