El entonces gobernador de la provincia de Santa Fe, José María Vernet, decidió trasladarse a Rosario junto a todo su gabinete para poder seguir de cerca los hechos. Instalados aquí, Córdoba 501,- en vigilia y sesión permanente- el Palacio Vasallo se transformó, durante aquellos días, en el epicentro de aquel acontecimiento histórico.
En aquella Semana Santa, el Concejo Municipal no sólo se convirtió en el refugio del Gobierno provincial para proteger el estado de derecho, sino también en punto de encuentro para organizaciones partidarias, estudiantiles, de derechos humanos y gremiales que respaldaron la resistencia encabezada por el entonces presidente Raúl Alfonsín.
El cuerpo de concejales y concejalas de la ciudad declaró el estado de sesión permanente hasta que cesara el conflicto interno y se instó a la ciudadanía a adherirse al compromiso democrático. El repudio de la sociedad fue masivo y ello quedó demostrado en las calles de la ciudad.
Más de 30 años después, en una entrevista periodística, Emeterio Pastor, el entonces presidente del Concejo Municipal de Rosario en aquellas históricas jornadas de 1987, expresaba: “Que el tiempo no borre la memoria. El pueblo sabe lo que costó luchar por la libertad y la democracia y con sus defectos y virtudes, la democracia sigue siendo lo más noble que puede tener un ciudadano”.
El 16 de abril de 1987, un levantamiento armado protagonizado por un grupo de militares del Ejército, en Córdoba y Buenos Aires, sacudió a la República Argentina.
Ante esta amenaza a las instituciones democráticas, los bloques políticos del Palacio Vasallo se convocaron en sesiones extraordinarias para proclamarse y autoconvocarse en defensa de las instituciones de la democracia.